HP: LA GUERRA

HISTORIA PARANORMAL

LA GUERRA (Autor: Ambar)

Este es una historia extraída de una página de Japón: https://kikikaikai.fan, en donde se tiene varias historias, cuentos de miedo, de terror, paranormales, donde cada persona puede subir su propia narración.

En esta primera historia que estoy compartiendo de ese sitio web, me pareció muy interesante, especialmente porque se sitúa en Okinawa, además está relacionado con la guerra que se libró en la pequeña isla y los eventos paranormales que ocurren.

Llamaremos Señor A, al referirnos a la persona que narra la historia. El Sr. A estaba trabajando en Okinawa, en Ginowan.

Según dicen que, a consecuencia de la guerra, la superficie de Ginowan cambió por el intenso bombardeo aéreo y naval al que fue sometido por el ejército estadounidense, la llamada “Tormenta de hierro”.

Trabajó allí en un edificio al lado del mar, era inevitable que sucedieran los fenómenos paranormales.

Había una empresa con un call center en el edificio, las personas que trabajaban en el turno de noche, la pasaban muy mal, incluso algunos luego de algunos sucesos, renunciaban a la mañana siguiente. El teléfono sonó de madrugada, al levantar el auricular, se escuchó un grito sobrenatural.

Esta es la historia que le ocurrió a la esposa de un colega del Sr. A

El Sr. A y su colega fueron asignados por la oficina central a una filial en Okinawa como gerentes, el Sr. A era soltero, pero su colega fue a Okinawa con su esposa y su hijo de 2 años.

Su trabajo en el lugar era preparar todo para abrir un nuevo negocio, de manera que el trabajo era muy duro, desde la mañana hasta la medianoche, muchas veces regresar a casa, ducharse y estar de vuelta al trabajo, el tiempo presionaba. Así fue durante aproximadamente medio año, sin dudas había dejado más estragos en su compañero de trabajo, empeorando cada día.

Un día le preguntó, al cual le respondió: “cuando llego a casa del trabajo en medio de la noche, mi esposa me está esperando y siempre peleamos todas las noches”

Era muy difícil negociar con la empresa de salir más temprano, especialmente porque era consciente que era una oportunidad en su escalar en la empresa. El Sr. A comprendía que su compañero de trabajo dejaba sola a su esposa en un periodo muy difícil para la crianza de su hijo, llegaba siempre luego de las 2 de la madrugada, entendía que la esposa de su compañero seguro estaba al límite del estrés y lo iba a sobrepasar, a menos que tuviera parientes en quienes confiar, difícil porque ellos habían venido de Tokio a Okinawa.

El Sr. A había conocido a la esposa de su colega en una fiesta de bienvenida organizada por un empleado de la sucursal de Okinawa.

En ese momento, le dijo: «Yo era una persona trabajadora antes de casarme, así que entiendo y deseo que mi esposo haga lo mejor que pueda». Terminó pensando que criar un niño debe ser muy difícil, alegrándose que todavía estaba soltero. En esa fiesta se le acercó su colega que estaba muy pálido desde la última vez que lo había visto, trabajaban en distintos lugares en el día y era difícil coincidir.

Un día alrededor de la 1 de la madrugada, el Sr. A escribía un informe, estaba solo en la oficina, en eso entró su colega con vestimenta informal, por lo que le preguntó si había tenido el día libre, extrañado lo miró, solo le pidió que lo acompañara a su casa en ese momento, hablando muy rápido, en forma rara, tal vez excitado, alterado. Le contestó que era de madrugada y su familia estaría durmiendo, solo le pidió que por favor lo acompañara, todo muy extraño, teniendo en cuenta que el Sr. A era mayor y había dejado de lado toda formalidad que se tiene en Japón. No quería ir a su casa, prácticamente se vio obligado, quería ir en su carro, su colega no le permitió, estaba perdiendo la paciencia, aunque siempre trataba de ser educado con todos, por lo mismo que sus compañeros en general eran así, en todo sin poder poner un alto, se vio en casa de su colega, la esposa estaba cargando a su  hijo, miró a su alrededor y todo parecía normal, en armonía, limpio, todo ordenado, se podía imaginar que habría violencia o algo raro estaba pasando, todo parecía el hogar de una familia feliz.

Pensó que le servirían té, como correspondía con el protocolo, le sirvieron una cerveza Orion. Ella en voz baja, con una semi sonrisa fingida, le dijo que iba a necesitar algo de alcohol para poder escuchar, quería que otra persona pueda escuchar lo que tenía que contar, ya que la esposa no había podido dormir en una semana. El Sr. A sorprendido, ¿Qué puede estar ocurriendo?

La esposa sonríe nerviosamente y empieza:

Cuando me voy a dormir, escucho un sonido de muchas personas corriendo y gritando, no son diez personas, son cientos de ellas, entre hombres, mujeres, niños, gritando, creo que es uchinaguchi, el idioma antiguo de Okinawa, yo nunca lo he escuchado, pero me imagino que es así.

El Sr. A le pregunta ¿en dónde?, la esposa de su colega le responde:

No sé, ¿en mi cabeza?, ¿afuera?, lo escucho cuando duermo, no lo sé.

Todas las noches escucho el ruido, me levanto de inmediato, salto para ver a mi hijo y no está en la cama, está afuera, me pongo de rodillas mirando la ventana de la sala, me encuentras como lo hiciste tu hoy.

El Sr. A se terminó quedando en la casa de su colega, casi velando el sueño de la esposa, al parecer aliviada, sintiéndose protegida por los dos. A la mañana siguiente, la esposa amaneció igual como estaba cuando llegaron, ella los despidió preocupada, se fueron a trabajar, su colega estaba agotado, sin saber que hacer, siempre en silencio con los ojos muy rojos.

Le propuso buscar un lugar para que puedan dormir, de modo que los trasladaron ahí, quizás el lugar es malo. Su compañero de trabajo solo asintió en silencio, aceptando.

El Sr. A decidió buscar un lugar donde quedarse para no tener que cargar con nada más, ellos se quedarían en su departamento. Al enterarse el jefe de la situación, de manera que la empresa le buscó una casa de huéspedes, un nuevo lugar a la familia.

Después de pasar una semana en la casa de huéspedes, la esposa y su hijo regresaron a la prefectura de Chiba. No ha ocurrido ningún fenómeno extraño desde esa noche, y cuando el Sr. A fue a despedirlos al aeropuerto de Naha, encontró a la esposa y su hijo un poco mejor.

El Sr. A le aconsejó a su compañero de trabajo que se mudara, pero él dijo:

«No quiero huir de la pesadilla que ha atormentado a mi esposa y a mi hijo», y se quedó en ese departamento hasta el final de su permanencia en Okinawa, pero no ocurrieron fenómenos extraños.

El Sr. A, luego de un tiempo, entró en una cafetería, ahí tuvo la oportunidad de escuchar la historia de un anciano que había sobrevivido a la guerra.

Se dice que la «Tormenta de Acero» tuvo lugar en medio de la noche cuando soldados y residentes estaban en movimiento, corriendo para salvar sus vidas mientras pisoteaban cadáveres y personas que gritaban en estado crítico.

Por la mañana, las tropas estadounidenses desembarcarían y buscarían a los residentes con lanzallamas y rifles.

Mientras amontonaban cadáveres en una cueva llamada Gama y se escondían allí (si había demasiados cuerpos amontonados en la entrada o dentro de la cueva, el ejército estadounidense no vendría a buscarlos), escucharon los ataques kamikazes del ejército japonés desde A su alrededor. Los gritos de ser quemado por las llamas se podían escuchar por todas partes.

También se pudo enterar que el edificio de apartamentos de su colega estaba justo al lado de un monumento conmemorativo que se había construido en el lugar donde el ejército estadounidense utilizó excavadoras para recoger los cuerpos de los residentes locales después de la guerra.

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