TANOMOSHI, JUNTAS, PANDEROS

TANOMOSHI, JUNTAS, PANDEROS

Cuando escribía el artículo sobre el kosai, entre las formas de ayuda mutua que se tiene en la colonia nikkei, mencioné a los tanosmoshi, algo muy importante para todos nuestros antepasados, hasta el día de hoy.

Para los inmigrantes japoneses que vinieron la mayoría por contratos para la agricultura, al término del plazo, muchos buscaban algo mejor, unos se quedaron como peones, otros como yanaconas, el hacer empresa era difícil, especialmente sin tener capital, es por eso que se escogían oficios donde no se necesitara de mucha inversión, como el ser peluquero, hasta hubo un gremio de ellos.

Debemos recordar que nuestros abuelos eran extranjeros, solo trabajadores y era muy difícil que accedieran a un crédito para realizar su sueño de una empresa, es por eso que se fueron reuniendo entre paisanos, familiares, amigos, para realizar los famosos tanomoshi, juntas o panderos, según algunos datos que encontré, el primero organizado en el Perú, lo hizo un okinawense. Con ese dinero más lo ahorrado, varios pudieron ser arrendatarios y no solo yanacona, que era un estado intermedio entre parcelero (esta palabra no existe, era alguien que ocupaba una pequeña porción de terreno para trabajarlo) y arrendatario, solo con los tanomoshi, pudieron lograr subir ese nivel y ser arrendatarios.

La pregunta es: ¿qué es un tanomoshi, junta o pandero?

La idea era, ponerse de acuerdo un grupo de personas (se juntan), con la intención de dar una cantidad de dinero, que generalmente era mensual, se forma este pozo y la persona que se lo lleva es según un acuerdo, puede ser por sorteo o también por el ofrecimiento de un interés que se suma a la cuota mensual, este proceso se repite mensualmente, hasta completar con todos los miembros. Este era una forma de ahorro por una parte, además de ganar un interés al final y para otros era una forma de financiamiento para invertir. Cabe señalar que el éxito de esto se debió al cumplimiento de la palabra de cada miembro, que se daba por hecho. En cuanto al término, en la mayoría se conoce como junta, en México como tanda, me parece que solo en Perú se conoce como Pandero, no sé exactamente la razón, pero me parece que nació cuando se hacían grupos para compra de autos, en su inicio era Pandero Volkswagen, para poder comprarse un escarabajo, estamos hablando de una institución con más de 50 años.

Lo que yo podría decir, es sobre mis vivencias, recuerdo de niño y escuchar a mi papá que determinados días se iba al tanomoshi, mi mamá me lo explicó, incluso me contó que esa era la forma de financiar algunas cosas, en el caso de la bodega quizás una refrigeradora nueva y más grande que ayudaría a poder vender más cerveza y gaseosa helada. También como capital para invertir en las campañas como la de fin de año, se podía conseguir precios si se compraba antes de la campaña, abastecerse de licores, cerveza, panetones. Luego cuando mi papá pasó de la bodega al bazar, estuvo en varios tanomoshi, un tío cuñado de mi papá que le traspasó la tienda, lo ayudó para poder entrar en otros círculos de paisanos y poder acceder al financiamiento. Lo que si se es que mi papá cuando iba al tanomoshi, de regreso ya no comía en casa, se comía muy bien en ellos, eso lo corroboré luego, cuando iba acompañando a mi papá.

Generalmente el primer número era para el dueño de casa, el organizador, este se esmeraba en atender a todos los participantes, desfilaba variedad de platos de comida, al principio era comida japonesa, pero creo que después iban combinando una serie de platos, como eran las reuniones mensuales, ahí se fue experimentando la fusión de nuestras dos culturas. Entre sashimi, tempura, sata andagui, casteras, saltados, uno se deleitaba con toda esa comida, muy deliciosa, lo mejor era cuando el dueño de casa, tenía restaurante, se esmeraba con todo lo servido. Recuerdo que cuando eran muchos participantes, se dividían en grupos más pequeños, eso se acentuó a medida que la inflación iba avanzando, hasta llegar en un momento en hacerlos en dólares, para evitar el perder el valor. Algunos contrataban a un secretario, que tenía una paga, para tener todo ordenado, especialmente cuando el número era mayor y las cantidades eran grandes. También existía un descuento para la comida, que justificaba por la cantidad de dinero reunida. A partir del segundo número, uno podía ofrecer un interés, para poder obtener ese pozo reunido, recuerdo que todos los presentes iban se sentaban alrededor y les proporcionaban un papel donde se ponía la cantidad a ofrecer, todos se miraban de reojo, como tratando de adivinar, ¿Cuánto podrían estar ofertando?, todos ponían su cara de jugador de poker, para no dejar entrever ningún sentimiento o gesto que los delate. Habían varios que lo tenían como un ahorro, es por eso que estaban presentes, como para presionar que el interés se eleve, cuidando sus conveniencia, otros si iban para poder financiar algo, por necesidad. Había reglas, como si había un empate entre lo ofrecido, la persona presente, era la que ganaba, es que muchos encargaban el tanomoshi.

En una conversación con mi amigo Edgar Kanashiro, él reside en Brasil, me cuenta que allá se hace generalmente un domingo, sea el primero, segundo del mes, esto por motivos de trabajo, ya que muchos viven lejos. Él recuerda que en Lima no era así, era un día fijo cada mes, en donde su ojí había un secretario y cada persona tenía un cartón con sus datos, recibía el dinero y lo adjuntaba, tenían una gran mesa larga, donde se iban colocando los platos, generalmente okinawense, para los que se quedaban al final, se servía la cena. La persona que sacaba el número, venía con sus respectivos garantes que tenían que firmar.

Existen varias anécdotas sobre los tanomoshi, como cuando la inflación fue ganando la batalla y las juntas se hacían en soles, a veces eran tantos números, que a las finales lo que se sacaba, no alcanzaba ni para ir a comer, fueron tiempos donde lo de la comida se redujo a simplemente a una taza de café y algunos dulces que de buena voluntad ofrecía el dueño de casa, pero eran tanomoshi que eran realizado con otro fin, como el reunirse un domingo al mes, con paisanos, familiares, buscando un pretexto.

También había los descuidados, me acuerdo que contaron que una vez, una persona había sacado el tanomoshi, era una cantidad considerable, me acuerdo que en esa época, algunos lo envolvían en papel periódico, que asemejaba a un ladrillo envuelto, decían para que no se sepa que estaban llevando okane. Este señor salió a la calle, se dirigió a su carro, cuando estuvo a punto de abrir la puerta, apareció la esposa del dueño de casa, con un paquete de comida que se había preparado para la ocasión, para que llevara a su casa para la familia, algunos okinawenses le decimos chitú. Esta persona dejó a un costado el paquete de okane (dinero), se dirigió abrir la maletera, puso la comida, conversó un rato dando las gracias, despidiéndose y muy contento se dirigió a su lugar para encender el auto y luego irse. Cuando estuvo llegando a su casa, se acordó del okane, el cual lo había dejado encima del carro, paró vio y era obvio que no lo iba a encontrar, regresó a la casa del anfitrión, ese fue el chitú más caro de toda la historia.

También debemos recordar la época negra de los tanomoshi, aquí en el Perú, a mi parecer vino por la ambición, a veces te ciega la razón. Eran los 90´, el primer gobierno de Fujimori, veníamos de un brutal paquetazo, las personas se iban acomodando a un sistema liberal de economía, los negocios se ponían más difíciles, la competencia era más dura, de repente todos hablaban que había una empresa CLAE, de intermediación financiera, que te ofrecía altos intereses, eran tan altos que llegaban al 100%, mucha gente ya había cobrado intereses y seguían reinvirtiendo, una y otra vez. A pesar de las muchas advertencias, que el dinero no estaba garantizado, muchos nikkeis también cayeron a la tentación, lo malo era que la mejor forma de hacerlo era usando el dinero de los tanomoshi, sin importar el interés, se multiplicaron los tanomoshi en dólares y de altas cantidades, el negocio ya no estaba en tu propio negocio, estaba en ponerlo en CLAE, lamentablemente todo lo que empieza, tiene que terminar, fue intervenida y todo se derrumbó, al parecer los negocios eran ficticios y en realidad era una pirámide, captaba cada vez más dinero para pagar a los otros. La consecuencia fue que muchos de los tanomoshi se declararon impagos, ninguno pudo asumir el pago, además la mayoría tenía en varios lugares, empresas que se vinieron abajo, de la noche a la mañana, familias endeudadas, algunos desaparecieron, de distintas formas, quizás aislados, otros fuera del país, no faltaron los que encontraron en el suicidio su salida, muchos se aislaron de la colonia nikkei, por la vergüenza que tenían.

Actualmente los tanomoshi ya no son de grandes cantidades, la mayoría es para financiar pequeñas cosas, quizás viajes o la compra de alguna cosa, el verdadero sentido es de encontrar un pretexto para poder reunirse y verse una vez al mes, generalmente en Lima lo hacen en el AELU, en alguno de los restaurantes que hay en el club, solo que ahora, generalmente cada uno paga lo que consume, también se realizan en el Centro Cultural Peruano Japonés, en el restaurante Nakachi. Por el caso de seguridad, también pasaron hacerse en las cooperativas, ahí si se realizan con todo tipo de montos y es la misma institución que se encarga de todo.

2 comentarios sobre “TANOMOSHI, JUNTAS, PANDEROS

  1. Hola, bonita historia, trabajo en empresas de tipo Pandero, ahora se conocen como Administradoras de Fondos Colectivos y están supervisadas por la Superintendencia de Mercados y Valores, hay varias empresas formales que utilizan este tipo de financiamiento para la venta de productos y servicios. Entiendo que el nombre Pandero lo tomaron por que es un instrumento musical (Pandereta) que en asociación de todas las sonajas emite un sonido alegre y entonado (participación conjunta).

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